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Para próximos proyectos, Tejedor siempre se basa en los acontecimientos que le ocurren a lo largo de su vida: aunque algunos resbalen y pasen desapercibidos, muchos otros son los que dejan huella. En realidad, lo interesante de esas heridas que dañan es la oportunidad para sanarlas por medio de historias. Él quiere aportar su granito de arena para hacer llegar esos problemas, por los cuales podría estar pasando cualquiera, de manera que se sientan comprendidos. Esa es la clave de su documental Cuidadores: “Todos tenemos un montón de historias que contar, pero incluso una muy pequeña puede llegar a convertirse en algo que viaje por todo el mundo. Este es mi trabajo: extraer de lo que observo algo interesante y extrapolarlo a algo público”.

De cara ya a un futuro, Tejedor nos confiesa que sí que tiene proyectos pero, que sin embargo, se debe enfrentar a un gran obstáculo, y este se trata, nada más y nada menos que la financiación en este país. Nos explica con un tono apenado que en el momento en el que se habla tanto de un futuro proyecto, esa “energía” que este tiene se disipa. Por consecuencia, esto le produce tanto a él, como al equipo al completo, una sensación de frustración. “Es muy penoso y muy frustrante para uno mismo, porque es como que las palabras se rebotan ante uno.” Finalmente, nos revela varios datos interesantes sobre proyectos en los que actualmente está trabajando, sin embargo, no entra en mayor detalles sobre estos para no romper la previamente mencionada “magia” y “energía” del proyecto. En primer lugar, es mencionado un proyecto relacionado con la tortuta (recalcando sobre todo la tortua psicológica). En segundo lugar, también está trabajando con un personaje mundialmente reconocido, al que iba a conocer personalmente ese mismo domingo. “La verdad es que es un personaje que pese a su relevancia por su trabajo, lo que realmente me intriga es lo que hay detrás de todo ese personaje, y creo que puede ser un tema que albergue un gran interés para el público, pero no por lo que todo el mundo sabe, sino por lo que aún no sabe.

Después de estos comentarios sobre los futuros acontecimientos que le deparan a Tejedor, nos comenta que hay un tema recurrente en su vida que le interesa mucho explorar; bien sea a través del teatro o bien a través de otros medios. Este se trata del tema de la infancia; la relación que existe entre uno mismo y su infancia. “Esa infancia que a veces se queda diluída y que nos olvidamos de quiénes éramos. Muchas veces tenemos que volver al pasado para reencontrarnos con nosotros mismos. Escarbar sobre la infancia es algo que realmente me interesa.” nos confiesa Tejedor. Esta curiosa fascinación que siente hacia la infancia es plasmada en sus obras plásticas; en todos sus dibujos en los que últimamente ha estado trabajando, o ya sea a través de proyectos audiovisuales.

Tras haber indagado en el futuro y en el pasado, nos dirigimos a hablar del presente.

En concreto; cómo ha sido la combinación de este extraordinario trabajo con su vida personal.

“Cuando tu trabajo es tu pasión, no hay diferencia.” No obstante, lo que sí que pueden llegar a influir son los viajes por el mundo. Oskar siempre se ha considerado un extranjero, incluso cuando ha vuelto a aquí, a su hogar. Se trata de vivir en “ese mundo de fronteras y no fronteras”- fueron las palabras con las que él lo describió-, es decir; de no pertenencia. “Al principio es complicado, pero luego te haces.”

Por otro lado, otro tema que recalcó son: las comparativas. Él personalmente cree que estas se deben evitar, cosa que a veces es complicado, incluso en tú propio entorno. “Las madres, por ejemplo; siempre tienen esa tendencia a compararse con las demás personas.” ¿Por qué no has seguido con tú carrera de ingeniero? ¿Por qué dejaste la ingeniería? Si cobrabas bien, vivías bien, tenías todo, estabas equilibrado personalmente… Estás son algunas de las comparaciones que ha tenido que escuchar a lo largo, no solo de su carrera, sino de su vida. Pero él las ha contrarrestado con el siguiente pensamiento: “al final son elecciones de la vida, y uno se debe enfrentar a sus miedos, a pesar de que esos miedos sean luchar contra lo que impone la sociedad.” En la actual sociedad se tiene una idea muy equívoca sobre cómo enseñar a las mentes más jóvenes. En las escuelas, se instruye qué se debe estudiar, se inculca esa idea de que se debe ser “alguien en la vida”, pero no alguien cualquiera; alguien con un título, con una historia que contar. “Lo que no se enseña en las aulas es a cómo ser felices, cosa que tendría que ser una asignatura obligatoria. Indagar sobre cada uno, y preguntarse: ¿qué es lo que a ti te haría feliz? Porque en aquello que te haría a ti feliz serías un diez.” Tejedor recalca que si se empezara a trabajar en las escuelas lo que a uno mismo le hace feliz o, cómo uno mediante haciendo algo puede llegar a ser feliz, él tiene la esperanza de que el mundo sería mucho más feliz, más constructivo y sobre todo, sin tantas envidias y tantas amarguras.

Continuando con el tema de la felicidad, nos conducimos a saber quién ha sido esa persona que Tejedor ha tomado como referente o admirador.

Sin embargo, su respuesta fue de lo más inesperada. “Cuando estoy con gente me interesa más la persona que el mito, y si veo a alguien mitómano cerca de mí intento “desmitomanizar” ”. Al haber nacido en un pequeño barrio de Euskal Herria, Tejedor valora mucho a todas aquellas personas que le abrieron puertas para conseguir sus sueños, muchas veces simplemente despertando curiosidad. Como ejemplo, no duda en aludir a oficios como coleccionismo de caracoles; algo extraño pero sumamente interesante. Cuando esto ocurre, se convierte en un mito, y lo mismo le ocurre a menudo con todos los empleos artísticos. No obstante, reitera el hecho de que no es nada mitómano, sino que simplemente siente admiración.

- Cómo dar los primeros pasos.


Desde su punto de vista, hay que tener en cuenta dos claves esenciales: la importancia de probar y ser consciente de que es un recorrido complicado. Remarca el hecho de que es un medio muy completo para contar historias, es verdad, pero al igual que lo son otras muchas opciones como escribir o pintar. “El mundo del cine creo que está… demasiado… no sé cómo definirlo…”. ¿Sobrevalorado?


Desde hace varios años, el mundo de la tecnología ha estado democratizando todo lo que conocemos, incluido el cine: por ejemplo, para lo que antes necesitábamos material fílmico específico o cámaras con buenas lentes, ahora sirve con una simple cámara del móvil.


Sin embargo, lo más importante a tener en cuenta para ser buenos directores es que ya no basta con grabar una buena película, sino en saber contar y emocionar a un público. Ahí reside el verdadero talento.