No debes perder lo que no vuelve

26/03/21, San Sebastián. El sol iluminaba la mañana de frío invierno, mientras preparábamos todas las herramientas que íbamos a necesitar para llevar a cabo la esperada entrevista. Unas semanas antes, habíamos expresado nuestro deseo por conocer la realidad de un tema considerado tabú en nuestros días: el consumo de drogas. Es una realidad aceptada por todos que nunca nos debemos adentrar en ese mundo… ¿pero por qué? Para responder esa y muchas otras cuestiones, nos citamos con una persona anónima que conoce de primera mano este tópico. Las drogas no son un juego de niños.

Sociedad. Adriana Martín. Leer+

Adriana comienza la entrevista planteando a nuestro invitado algunas preguntas acerca de los orígenes de su adicción a las drogas. La primera de ellas es la edad a la que comenzó.

Tras intercambiar algunas palabras de cortesía, Juan comienza a contar su historia. Manifiesta que él empezó tarde, a diferencia de otras personas, con unos veinticuatro o veinticinco años. Su adicción se mantuvo y fue creciendo con él, hasta que un día, consciente de su situación, tomó la firme decisión de tirarse a una piscina vacía.

A continuación, Adriana hace alusión a las influencias a las que posiblemente fue sometido, preguntándole si empezar este camino de no retorno fue decisión propia o si fue, quizás, por influencia de algún amigo.

Muy seguro de sus palabras Juan empieza a responder. Declara que fue un cúmulo de circunstancias, entre las que se encontraba la presión de grupo. En el pasado, él solía estar rodeado de gente que consumía y le ofrecía, y sostiene que a no ser que tengas las ideas muy claras, en cualquier momento de bajón es muy probable que caigas.

En ese momento se le plantea la siguiente cuestión: ¿verdaderamente era consciente de las consecuencias que consumir drogas podría tener en su futuro?

Juan lo descarta al instante. Asegura que es un momento en el que no puedes hacer otra cosa que pensar en el presente y en que te va a gustar. Comienzas poco a poco, con cuidado incluso, hasta que llegas a un punto de no retorno. Sientes necesidad, una necesidad que, como dice textualmente “te lleva por malos caminos”.

Tras esa respuesta, nos disponemos a centrar el tema, planteando preguntas más relacionadas con el consumo y el tipo de drogas que solía consumir.

Juan afirma que prácticamente todo su consumo se centró en las anfetaminas, ya que su objetivo siempre fue la activación, el estar despierto. No obstante, también consumió esporádicamente otras sustancias como la cocaína.

A continuación, se le realiza la pregunta de en qué momento se detuvo y se percató de lo que había ocurrido con su vida: todo lo que había cambiado y todos los efectos irreversibles de sus actos. Una pregunta dura de responder.

Nuestro entrevistado habla con sinceridad, confesando que en gran parte no fue por él sino por otras circunstancias. Su pareja le dio un ultimátum en cuanto a su drogadicción: si no dejaba de consumir, sería ella quien le dejase. “No le estás siendo sincero ni a ella ni a ti mismo” manifiesta el invitado, quien reconoce que gracias a la advertencia de su pareja, decidió pedir ayuda. “Es de las mejores cosas que he hecho en mi vida”.

Seguidamente, Adriana le pide que relate uno de sus peores momentos.

Tras evocar algunos recuerdos, reconoce las consecuencias que sus acciones pudieron haber tenido: ser apartado, quedarse sin trabajo,... Pero, si tuviese que elegir un instante, este sería el momento en el que estaba en lo más profundo de un agujero. Un agujero del cual, si no hubiese tenido un bastón donde apoyarse, no habría salido. En ese agujero se quedó solo (tan solo acompañado por sus dos “amigos” que consumían con él), no era sociable, y solo pensaba en sí mismo.

La siguiente pregunta intenta desentrañar cómo fue el desenlace de su historia. Cómo se sintió al dejar esa oscura época atrás, y por qué.

Sin pensárselo dos veces, afirma que su pareja fue su pilar fundamental y básico en el momento de dejar su adicción. No obstante, también sostiene la firme opinión de que, por mucho que tengas a miles de personas ayudándote, el que toma la última decisión es uno mismo.

Entonces, Adriana se dispone a preguntarle cuál fue el peor efecto que tuvieron las drogas en su vida.

Juan nos confirma, con pesar, que su antigua memoria es una de las cosas que más echa de menos. Actualmente, en el trabajo, está consiguiendo no olvidarse de ciertas cosas y recuperar su capacidad mental anterior, además de volver a ser capaz de discutir sobre temas más complejos. “Para mí esa ha sido una evolución bastante notoria”, afirma con un tono de felicidad en la voz.

A continuación, nos disponemos a preguntarle el tiempo que lleva limpio de drogas.

Después de unos segundos de vacilación nos dice que lleva aproximadamente cuatro años y medio limpio. Descarta que sea mucho tiempo, justificando que la vida es mucho más larga.

Finalmente, le hemos querido dar la oportunidad de trasladar a los jóvenes un mensaje para convencerles de que las drogas no son un juego .

Aconseja que ni siquiera prueben las drogas, ya que no puedes un día consumirlas y luego dejarlas. Acorde a su propia experiencia, admite que las drogas son muy adictivas y que continúas con ellas sin darte cuenta hasta que se convierten en una necesidad; hasta tal punto que harías lo que fuera por consumir más. Descarta que sean verdaderos los amigos que te ofrecen drogas. Y dice que lo peligroso no es lo que consumes, sino con la gente con la que estás, ya que los que un día te ofrecen un poco al siguiente te ofrecen más. Dice que esas personas no te ven como su amigo sino como el que está con ellos y un día será su cliente. Aconseja cambiar de amistades y no dejarse manipular por la presión social, puesto que puede acabar condicionando tu vida. Su consejo principal es que no pruebes las drogas y te dediques a lo que te guste.

Una vez dentro del mundo de las drogas, subraya la necesidad de encontrar una persona que te ayude a salir adelante y en la que apoyarte. Dice que los procesos en centros de rehabilitación son muy complicados pero estás rodeado de profesionales que te van a ayudar. Suelen ser dos años de desintoxicación, que pudiera parecer que es mucho tiempo, pero asegura que es mucho más el tiempo que te quitan las drogas. Dice que ese proceso de desintoxicación necesita concentración para beneficiarte y poder seguir adelante con tu vida. Asegura que al principio es duro ya que no conoces a nadie. Destaca una realidad que aunque cierta, muchas veces es ignorada, y es el hecho de que la adicción suele venir de un problema de base que muchas veces es difícil de detectar. Nos describe cómo allí tratas con expertos, tienes tu propio monitor y tutor, que muchas veces crees que solo te critican, pero que no es así; están para ayudarte y enseñarte a hacer las cosas bien, a ser una persona digna y honesta, a no mentir, a saber negarte cuando alguien te ofrece drogas. Y, lo más importante, a ser tu yo verdadero. Nos cuenta que se ha encontrado con más de una persona de su pasado y les ha intentado ignorar, sin darles opción ni a mantener una conversación.

También nos ha explicado las consecuencias de las drogas como las pérdidas de memoria, de sentido, hacer cosas de las que te arrepientes o no te acuerdas son, entre otros, los ejemplos que nos ha dado. Y recalca que lo más importante una vez inmerso en las drogas es ir a pedir ayuda aunque sea por teléfono. Sin embargo, lo primero que debemos recordar es que nunca debemos aceptar las drogas, porque, aunque eso conlleve estar solo, es mucho mejor estar solo que mal acompañado. Todos debemos recordar que llegará a tu vida gente buena que te haga crecer como persona.

La entrevista ha llegado al final y es el momento de la despedida, de que nuestros caminos se separen. De este encuentro podemos sacar muchas cosas en claro. Nos hemos adentrado en las entrañas de lo que es caer en el mundo de las drogas y sus fatales consecuencias. Como lectura final vemos que los amigos de verdad siempre velarán por tu salud y nunca te llevarán a mundos de los cuales no puedas salir.