Maradona o la violencia contra la mujer: un falso debate.
El pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, falleció Diego Armando Maradona, futbolista argentino de talla mundial e ídolo para muchas personas. En mi opinión, estos dos acontecimientos son completamente independientes a pesar de que haya personas que se empeñen en analizar cada fenómeno a la luz del otro.
Opinión. Noa San Juan. Leer+
Es evidente que ha habido un solapamiento cronológico, pero eso no tiene por qué implicar que un suceso eclipse al otro.
Hay dos puntos de vista con respecto a este tema. Por un lado, hay personas que consideran a Maradona un ídolo indiscutible que pasa por ser el mejor jugador de fútbol de la historia, y por lo tanto, este hecho sería suficiente para no tomar en consideración ninguna otra faceta de la personalidad de esta estrella del fútbol por muy oscura que sea. Para éstos, es una falta de respeto sacar a la luz acusaciones sobre las que ni tan siquiera existe una sentencia penal. Por otra parte, desde la posición contraria, para muchas personas es inaceptable que precisamente el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se homenajee a una persona acusada de maltrato. Una postura representativa de este discurso se manifestó cuando una jugadora de fútbol se negó a guardar un minuto de silencio a Maradona.
Con respecto a la crítica de que sea un único día en el que se proclame la necesidad de erradicar la violencia contra la mujer, opino que necesariamente tiene que establecerse una jornada especial en el que se alce la voz contra esta injusticia.
Obviamente se pueden realizar cambios en nuestra vida cotidiana y actuar en contra de esto, pero el primer paso es la concienciación. Para alcanzar este objetivo es preceptivo que haya un día en el que se exija el compromiso de la ciudadanía para acabar con esta anacrónica lacra de nuestro tiempo. Desde este punto de vista, sería absolutamente ineficaz que todos los días del año hubiera una campaña dedicada a esta reivindicación, porque también habría que implicarse diariamente en otros asuntos tales como el medio ambiente, la xenofobia, la libertad sexual, etc. Imaginaos por un momento un año en el que todos los días se celebrara todo lo reivindicable. Perdería su sentido.
Y por último, y no por ello menos importante, creo que cada uno puede tener sus propias opiniones e ideas y ser libre de expresarlas, pero me parece inaceptable decir que una opinión es una ‘’chorrada’’ como han dicho algunas personas, o usar la palabra feminista de forma despectiva. En definitiva, toda argumentación debe estar basada en el respeto a quien piensa diferente, siempre y cuando dicha opinión no viole derechos fundamentales.