Trauma, la película

El año pasado llegó al mundo del cine una película que terminó siendo una de las más polémicas del año, “Trauma”, dirigida por el chileno Lucio Rojas. Cuatro amigas deciden alejarse del caos de la ciudad y pasar un par de días en una casita situada en la zona rural de Chile. Todo parece sonar perfecto, hasta que...

Cultura. Irene Sevilla. Leer+

Entrevista a Lucio Rojas, director de "Trauma"

"Trauma", tráiler oficial

El año pasado llegó al mundo del cine una película que terminó siendo una de las más polémicas del año, “Trauma”, dirigida por el chileno Lucio Rojas. Cuatro amigas deciden alejarse del caos de la ciudad y pasar un par de días en una casita situada en la zona rural de Chile. Todo parece sonar perfecto, hasta que dos hombres, que comparten un violento pasado, las someten a toda clase de actos, cambiandoles la vida para siempre. Irene sevilla.

Esta película va más allá de unas vacaciones desafortunadas, pues a través de estos dos hombres, se personifica una época fatal en la historia chilena, en la cual se cometieron tales atrocidades que sus efectos siguen presentes a día de hoy.

“Todo lo que se retrata en la película efectivamente pasó, e incluso cosas mucho más crueles y violentas han ocurrido que sobrepasan cualquier visionado, cinematográficamente hablando”

En esta producción cinematográfica se retratan por primera vez los crímenes cometidos durante la dictadura militar chilena, instaurada tras el golpe de estado que derrocó el gobierno de Salvador Allende en 1973 y presente hasta marzo de 1990. Augusto Pinochet ascendió al poder, y junto a él la violencia. Durante estos 17 años, miles de crímenes fueron cometidos por parte del estado, el cual tenía poder militar y absoluto. La oposición era perseguida hasta su completa anulación, lo que supuso la muerte y desaparición de decenas de miles de chilenos.

Una vez terminada la dictadura e instaurada la república, dado a los miles de desaparecidos, de los cuales 4.000 siguen estándolo a día de hoy, e incontables afectados por los terribles actos cometidos durante este periodo, se creó el denominado “Informe Rettig”, con el objetivo de hacerles justicia. Citando al presidente de dicha república “solo sobre la base de la verdad será posible satisfacer las exigencias fundamentales de la justicia y crear las condiciones indispensables para alcanzar una efectiva reconciliación nacional”. Mediante este informe se estableció un marco lo más completo posible sobre las graves violaciones de los derechos humanos, donde podemos encontrar centenares de casos, que por atroces que sean, ciertos son. Hombres desaparecidos, mujeres sacadas de sus casas a la fuerza, familias rotas y más.

Es una película que no necesariamente entretiene mucho”

Trauma, desde el primer minuto, refleja estas torturas de una manera muy explícita y gráfica, y continua de la misma manera a lo largo de todo el largometraje. En el proceso de desarrollo de guión, no fueron pocas las veces en las que Rojas y su equipo se plantearon rebajar el nivel de contenido explícito, aunque finalmente se decantaron por hacerlo lo más realista posible.

“Curiosamente yo creo que el tratar con tanta seriedad y respeto el proyecto fue lo que finalmente lo terminó definiendo como distinto”

Esta película muestra tanto los crímenes de la época de Pinochet, como la violencia y abusos sexuales hacia las mujeres, que no solo fueron presentes en esa época, sino que a día de hoy continúan siendo considerables en toda Latinoamérica. Son temas que no dejan de ser muy polémicos, por lo cual deben ser tratados con respeto. Los hechos que se muestran guardan un homenaje escondido a aquellos chilenos y chilenas que vivieron y viven tales horrores. Es por esto que se vuelve una película densa y dura de visualizar, ya que los chistes y caricaturas son conceptos inexistentes en ella.

A pesar de que este proyecto no se planteó desde un punto de vista comercial, ha sido seleccionada en más de 50 festivales alrededor del mundo, aunque no son pocos los que la han rechazado argumentando razones relacionadas a su grado de dureza y violencia, debido a cómo son vistos estos temas actualmente en la sociedad. Una revolución feminista junto con las recientes y numerosas denuncias a abusadores y violadores públicos juegan en contra de la película, ya que puede ser vista como una alegoría machista. Ciertos personajes de ella sí se caracterizan por ser de este modo, pero gracias a ello y al rol que desempeñan, se ponen sobre la mesa temas políticos y sobre todo de contingencia.

“Decidimos desarrollar una película que tuviese una identidad nacional propia y que tuviese nuestros propios horrores”

Películas de estas características no abundan en el mercado cinematográfico, y menos en el chileno. Pocas son las producciones chilenas que llegan a colarse entre las carteleras extranjeras. Lucio nos cuenta que muchas películas quieren llegar a traspasar esas fronteras, y caen en los estereotipos de películas características de Hollywood. En su proyecto, quería desarrollar una película que aunque fuese más arriesgada y difícil, tuviese una identidad nacional propia. Este hecho jugaba en su contra, ya que narrar tales acontecimientos y un mercado del cine complejo en su país, dificultó la búsqueda de financiación para este proyecto

Finalmente encontraron a un productor, que creyó en el proyecto y se zambulló en el riesgo que suponía Trauma a nivel cinematográfico.

Irene Sevilla.- ¿Cree que al ilustrar ciertos tabúes de una manera más gore se ayuda a ver lo realmente crueles que son esos actos?

Lucio Rojas.- Esa era una gran pregunta que nos hicimos. El papel lo aguanta todo, como se suele decir, en él estaba todo escrito muy gráfica y explícitamente. Al preparar la puesta en escena dijimos “¿Lo hacemos así de gráfico, o utilizamos más fueras de campo, otro lenguaje u otras operaciones fílmicas?”. Nos decantamos finalmente por hacerlo lo más realista y gráficamente posible, por la siguiente razón: estamos en un año en el que el bombardeo de información, de cosas gráficas y terribles que llegan todos los días a la televisión y redes sociales, de alguna forma ha insensibilizado a la gente.

IS.- ¿Por qué “Trauma” como título?

LR.- Yo siempre he pensado que las películas se tienen que hacer cargo de cómo se llaman. Escribí la primera escena y dije “esto se tiene que llamar Trauma” y no se movió nunca más de ahí. Ya sabíamos que existen otras películas que también se llaman así, pero también sabíamos que Trauma en alguna medida representa todos los personajes, tanto las chicas como los chicos. Representa el trauma que lleva a un niño normal a transformarse en un monstruo, el trauma que viven ellas que les va a cambiar la vida para siempre... En el fondo el concepto se aplica a todo, a todos los personajes que se cuelan en la película.

IS.- Al proyectarla por primera vez, ¿la reacción del público fue la que esperaba?

LR.- La primera vez nosotros estábamos muy nerviosos, y para nuestro alivio, la recepción del público fue muy buena. Terminó la película y recibimos muchos aplausos y felicitaciones, y nos empezamos a aliviar. Esta primera vez la película fue presentada ante eminencias de acá como Paco Plaza, el productor Enrique López Lavín, y a ellos les gustó mucho. A muchos colegas también les gustó mucho, y ahí nos dimos cuenta de que sí habíamos hecho un buen trabajo, pero sobre todo, y algo que nos valoran en todos lados, fue un trabajo muy arriesgado. Es un trabajo muy único, porque en tiempos donde muchos están pensando en hacer la película más políticamente correcta, hicimos algo tan políticamente incorrecto pero a la vez tratado con tanto respeto, pasión y amor hacia ello, que finalmente tuvimos muchas más alegrías que decepciones.

IS.- Trauma ha llegado a ser considerada como la nueva “El caso Slevin” o “Slevin film”, ¿lo considera un halago?

LR.- Más que un halago, considero esa comparación como útil, en el sentido que siento que se necesitan este tipo de obras. Yo valoro mucho “Slevin film" por la valentía que tuvieron para tratar ciertos temas, para exorcizar algunas cosas propias. Hay gente que dice que al sacarle las 3-4 escenas extremas, queda una película un poco lenta, aburrida. Puede que sí, pero yo soy de los que valora mucho obras cinematográficas que no necesariamente tienen como pretensión divertir. Para mí también es muy válido que una experiencia cinematográfica te pueda causar repulsión, que no necesariamente te entretenga, que te pueda llevar a sensaciones confusas y repugnantes. Para mí el cine tiene que tener obras que más que divertirte te llevan a una experiencia de desagrado, y no solamente las que vienen por el camino del divertimento fácil al espectador.

IS.- Centrándonos un poco en usted, de todos los géneros de cine, ¿por qué se centró en el cine de terror?

LR.- Yo como espectador veo casi todo tipo de cine, me encantan las comedias y el cine de fantasía. El terror también me gusta, pero el terror que más me mueve es el que tiene que ver con la persona, con la psicopatía de la gente, es un tema que me ha obsesionado siempre.

Yo soy hermano mayor, tengo dos hermanas más pequeñas, y uno se aterra con la idea de que vayan a una fiesta y luego les pase algo, que tomen un taxi y que no lleguen a casa, que llegue un tipo que las secuestre y viole… En Europa pasa mucho menos que en Latinoamérica, allá es imposible que anden a la noche solas. Cuando veo ese tipo de cosas que pasan todos los días, me doy cuenta de que ese es el miedo que me da pavor, el que me asusta. Una película de exorcismo o fantasmas me divierte, pero igualmente no me mueve un músculo. En cambio, la posibilidad de que personas se crucen en el camino de un psicópata, de un pervertido, de un monstruo mental, eso sí es lo que me da miedo. Por eso es que me he dedicado a trabajar ese tipo de personas, y llegué a Trauma precisamente por eso.